
Reflejado quedaba,
sin más,
la media sonrisa de madrugada intercedió a un acercamiento inusitado,
que no no esperado
con la timidez en los dedos y la mirada de frente y en contacto sin verlo.
puede que la realidad se deslice por ciertas arrugas ya nombradas,
o que la innombrable cantidad de reflejos repercuta, en ciertos momentos, por el lado equivocado
lo que sí esta claro
es que no se viaja sola en las madrugadas con cierta ternura al lado.
Llegó a casa, se duchó, lento (cómo no), se preparé un enorme tazón de café y se sentó en frente, a esperas de que el saludo se diera. inmediato.durante horas pensó que la confianza no se gana en hechos, sino en tiempo y espacio, sea eterno o sea en unos minutos de casualidad cómplice. se limitó a escribir con permanente los dichos y entresijos del contacto experimentado, produciendo sin pensar, endorfinas en el paladar. sin darse cuenta de que, puede, sólo puede, quizás, esas noches no fueron las primeras en las que se vieron, quizás, sencillamente, no se habían detenido a mirar.
corto.
conciso.
pero hay parajes y parajes......
Me contemplé.... ¡Ya estoy aquí! ¡Era yo! ¡Soy yo! Me había encontrado. Era ciertamente yo, en persona; yo mismo. No había ningún otro hombre en torno a mí. El vestido blanco era mío y comprendía que dentro se hallaba mi cuerpo; la máscara negra era mía y cubría verdaderamente mi rostro. Me reconocí. Había vuelto. Me había recobrado a mí mismo. Reí y lloré de placer. Me acaricié.
Las Almas Cambiada de Giovanni Papini
-¿A estas horas de la noche?
-¡Pero tú escribes aún!
Cosas sin importancia.
-¿Papeles póstumos, lo que te permitirá ser amado?
-Basta.
-Amo ahora.
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